lunes, 23 de febrero de 2009

Escondido estaba el amor

Escondido estaba, calentito, abrazado conmigo mismo en un rincón del que antaño fue mi reino. Yo, pinté de rojo y pasión todas sus paredes y horizontes; yo, el primero que con la ilusión del primero fui rey y dueño de ello. Mirando en derredor, agazapado, estoy solo e indefenso; mis brazos son mis escudos, y en mi mirar están mis miedos. Soplan vientos gélidos en todas direcciones, puedo ver los tirabuzones que bajo nieve se generan. Los árboles, simples ramas secas, crujen y mueren mientras que el tiempo pasa y no pasa nada.
Escondido estaba, calentito, cuando dormido me quedé y fui despertado. Una hoja de papel me impedía ver el frío y las sombras, el viento que zozobra... Ese folio, telegrama del rey de reyes, decía que vendrían tiempos diferentes. La misiva describía a un caballero de contrastes, con sus dichos y refranes, sonrisas y verdades; alguien que no conoce ni maldad ni adversidades.
Escondido estaba, calentito, en un corazón muy grande. Despacito me levanto y allá donde piso nacen flores, pero de puntillas sigo... no sea que la ilusión me ciegue, y pierda de nuevo la batalla...

lunes, 9 de febrero de 2009

María

María hubo una, la primera
morena y guapa, morena ella,
que de casta nació hebrea
casta que hasta ahora deja huella.

Ayer una mujer, hoy cientos,
tú y tantas hadas como cuentos.
Todas... más nosotras, lo siento.
María yo soy, no te miento.

Cinco letras de lo histórico
que el uso y tiempo quiso típico.
Por mi, ni típico ni tópico.
Única, cual sueño platónico.



Para María, en nombre y esencia.