Qué va... Nunca la volví a ver. Algo debió
cambiar esa pequeña parcela de rutina. Tampoco oí el timbre de su voz, ni
siquiera reírse. Sólo conozco de ella su forma de cruzar la pierna izquierda
sobre la derecha, su expresión al mirar el paisaje donde el terreno más próximo
apenas se aprecia y a medida que pierde la vista en la distancia, la quietud
llega lenta y progresivamente a sus ojos. Suele dejar caer suavemente la barbilla
sobre la mano. Leí el libro que a veces lee. Todo, detalles que me obsesionan. El resto, pueden saberlo quiénes la miraron un instante. Y sólo más evidente aún, es la dirección
del tren en el que íbamos… Un día me
sonrío por primera vez, cómplice quise creer, como si nos conociéramos…
"Instinto Básico". Lyon, Francia. Febrero, 2011. (Ver más en www.flickr.com/comounaflor) |
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