Un rizo oscuro y largo yace solo
entre mis manos y esta habitación
"no es culpa suya", dice una canción
y creo que piensa en mi. Recogiéndolo
entre mis manos y esta situación
cierro uno, y dos ojos, bailo al son...
Veinte años y ya son veinte solos.
Vente que yo no aguanto las certezas.
Vente que yo se que no es, y me dejas.
Veinte ansío tras un sí que queriéndolo
entre mis pasos y este corazón
veo que se aleja... ese rincón
de promesas y sorpresas ya frías
entre mis versos y sus mil sangrías
que sangran unas penas ya vacías.
Agua pasa a canales estancados
pero hoy con tu recuerdo yo termino
entre amores y besos sin camino...
yace mi rizo... Todos encantados.
Feliz año a todos/as. Encantada de compartir hoy y aquí, mi Nochevieja con vosotros.
Por mi parte, un regalo:
http://www.youtube.com/watch?v=Hk9-qH5fyTU
La última vez que puse un vídeo nadie reparo en lo escrito... en fin, repetiré haber si sólo fue casualidad.
miércoles, 31 de diciembre de 2008
domingo, 28 de diciembre de 2008
Dualidad eterna
Incomprensibles todos, tú de azul y oes,
ocupas mi mente, rosa por impuesta
junto con las otras flores. Son sus voces
las que animan una sonrisa que cuesta.
Amigas del amor, que aes en reunión
conversan por vuestro género y sus clases,
género, hoy y ayer que no generación,
evoca sentimientos y lindas frases.
Perdidas estamos queriendo entenderos,
evitaros, amaros, solas luchamos.
Perdones sin olvido, rojos te quieros,
regalos sin motivo que acariciamos.
Son cales, arenas, son tus excusas
y mis maneras. Dos sexos diferentes.
Vosotros héroes, nosotras ilusas
soñando princesas en lunas crecientes.
Cal, arena, viento y tiempo que pido
a gritos vacíos. No escucharán.
Sólo ellas compañeras de partido
pues ellos, en polvo se convertirán...
La dualidad existe, hacemos del amor dolor y del dolor un juego, que entre nosotras es fácil comprender los siguientes movimientos. No hay nada malo si se siente. Hoy será dolor, mañana una experiencia.
ocupas mi mente, rosa por impuesta
junto con las otras flores. Son sus voces
las que animan una sonrisa que cuesta.
Amigas del amor, que aes en reunión
conversan por vuestro género y sus clases,
género, hoy y ayer que no generación,
evoca sentimientos y lindas frases.
Perdidas estamos queriendo entenderos,
evitaros, amaros, solas luchamos.
Perdones sin olvido, rojos te quieros,
regalos sin motivo que acariciamos.
Son cales, arenas, son tus excusas
y mis maneras. Dos sexos diferentes.
Vosotros héroes, nosotras ilusas
soñando princesas en lunas crecientes.
Cal, arena, viento y tiempo que pido
a gritos vacíos. No escucharán.
Sólo ellas compañeras de partido
pues ellos, en polvo se convertirán...
La dualidad existe, hacemos del amor dolor y del dolor un juego, que entre nosotras es fácil comprender los siguientes movimientos. No hay nada malo si se siente. Hoy será dolor, mañana una experiencia.
sábado, 27 de diciembre de 2008
Secretos
Desde que somos pequeños guardar un secreto se convierte en una ardua tarea, lo transformamos mentalmente en un reto por el cual hay que sufrir mordiéndose la lengua-a quién lo tome literal-.
En la adolescencia todo es diferente, los secretos generan vínculos, crean amor y amistad. Son esa prueba que toda amiga hace de manera involuntaria para ver nacer la confianza en la otra persona.
Mi baúl también los contiene, pero esos ya son otros, los personales que quedan entre el mimbre, yo y las horas que permanecemos a solas...
Secretos a voces, secretos de almohada, los secretos y sus canciones, los secretos que van a la tumba y los disfrazados de promesas que van al cielo. Ellos son así, lejanos al querer comunicar, empeñados en fortalecer las relaciones.
Conocí a un abuelito que tenía un secreto, que solo sabía su querida esposa. Un deseo. Ella decidió concederselo por Nochebuena, llevando su plan en silencio. Cuando éste se rompió, el deseo se cumplió y el secreto se tradujo en cuento.
Al oir la historia lloré y el abuelo lloró. Ese día era mi Nochebuena, era mi abuelo, y sentí la Navidad llegar. Decidí entonces hacerla secreto para que fuera más especial. Decidí compartirlo esa misma noche para que no solo fuera mi secreto. Decidí que los secretos unen. Decidí que tenía que escribir sobre esto.
En la adolescencia todo es diferente, los secretos generan vínculos, crean amor y amistad. Son esa prueba que toda amiga hace de manera involuntaria para ver nacer la confianza en la otra persona.
Mi baúl también los contiene, pero esos ya son otros, los personales que quedan entre el mimbre, yo y las horas que permanecemos a solas...
Secretos a voces, secretos de almohada, los secretos y sus canciones, los secretos que van a la tumba y los disfrazados de promesas que van al cielo. Ellos son así, lejanos al querer comunicar, empeñados en fortalecer las relaciones.
Conocí a un abuelito que tenía un secreto, que solo sabía su querida esposa. Un deseo. Ella decidió concederselo por Nochebuena, llevando su plan en silencio. Cuando éste se rompió, el deseo se cumplió y el secreto se tradujo en cuento.
Al oir la historia lloré y el abuelo lloró. Ese día era mi Nochebuena, era mi abuelo, y sentí la Navidad llegar. Decidí entonces hacerla secreto para que fuera más especial. Decidí compartirlo esa misma noche para que no solo fuera mi secreto. Decidí que los secretos unen. Decidí que tenía que escribir sobre esto.
lunes, 15 de diciembre de 2008
ODA A LA "EME" DEL VEINTE
Miento si te digo pronto
mil y una felicidades
mientras crece veinte lento
mi amiga y sus mitades.
mil y una felicidades
mientras crece veinte lento
mi amiga y sus mitades.
Más allá de este momento
mirarás a nuestro lado
muros firmes, lo seremos,
mundos libres, con cuidado.
Marcharás de la partida
medias tintas de recuerdos
mía es, crees, así es la vida,
mapas, colores, te quieros.
Mano a mano compañera
mano con mano luchamos
mano, tu mano y manera
mano, una y una sumamos.
Momentos que te plasmo aquí:
María. Amiga. Tu ser.
Marta. Amiga. Por ti.
María. Amiga. Touché.
sábado, 13 de diciembre de 2008
Fragmento de la Memoria: INFLUENCIA GRUPAL Y LA COMUNICACIÓN EN LOS GRUPOS
Querido hijo:
Se que no me recuerdas, que aún en tus sueños sólo soy una sombra que te manifiesta un amor anhelado. Hoy, sentada sola en esta mesa, deseo con fervor decirte estas palabras que las circunstancias de la vida me arrebatan. Así pues te escribo. Respiro. Empiezo.
Hijo mío, antes de que tu llegaras a este mundo, antes de sentir el sabor de la maternidad, mi vida era como la de cualquier muchacha de clase media. Avanzados ya mis estudios de secundaria me enamoré perdidamente de él, del que sería tu padre, y a quién no quiero nombrar. Mi entorno estaba lleno de olores dulces, grandes sonrisas, son de jazz y las perspectivas de un futuro próspero se cernían sobre el libro de mi vida. Diecisiete años tenía cuando él y yo decidimos formalizar la relación. Mis padres, tus abuelos, por ser hija única me llenaron de caprichos y siempre le vieron con buenos ojos pues miraban a través de los míos. Siendo objetiva he de decir que era un gran partido para una chica que como yo, no tenía nada oscuro ni malo de lo que huir. Era apuesto, buen estudiante, trabajador, romántico, ahorrador, ambicioso… Su familia lo apoyaba en todo, y como mis padres con él, los suyos también me querían.
Mi mundo colorido en el que yo llevaba la voz cantante se tornaba silencioso y gris según pasaban los meses. Recreándome en el pasado, vestía como quería, era extrovertida, independiente, idealista, soñadora, era yo y yo con el resto, pero ante todo mi voz y mi persona. El silencio en el que me sumergí me abrumaba pero era compensado con el amor que tu padre me profesaba, y por ende, me hundí.
Tras decir “si quiero” pasados tres años a su lado, en el que pensé que sería el día más bonito de mi vida, la voz imperante de tu padre subió tonos en la escala. Su admiración se transformó en envidia y su ilusión en temor. Hábilmente fue alejándome de mi círculo para adentrarme en el suyo hasta el punto en el que mi vida sin él quedaba vacía. Mis padres, comprensivos y felices por nuestro amor entendieron que quisiéramos llevar nuestro matrimonio lejos del pueblo. La proposición (orden) de vivir con sus padres en la Villa se precipitó y de la noche a la mañana me vi sin mí. Un títere con mi rostro viajó kilómetros de copiloto a una vida que no elegí, y sí lo hice, no miré cegada de amor, la letra pequeña.
Hijo de mi alma, no me exculpo de nada que aquí manifiesto, pero he de decirte que deje de ser, y que la que soy ahora, nunca la conociste. Lloro. Parpadeo. Continúo.
Los primeros meses en la Villa fueron desconcertantes y llenos de movimiento. Necesitaba encajar piezas, organizar una nueva etapa. Mi suegra, tu abuela, me ayudó siempre que pudo para hacerme sentir bien, bajo el mando de su hijo, mi protector. Para entonces la idea de opositar para un puesto en la Enseñanza Pública había desaparecido de mi mente. ¿Por qué trabajar ya? Yo puedo mantenerte mi vida. ¿Por qué no sigues estudiando? ¿Arte quizás? Siempre te gustó.- me aconsejaba en la mesa a la hora de cenar. Sí, hija, tiene razón.- espetaba mi suegra.- Aquí además necesito ayuda, no querrás que me sienta sola. A mí tras tanta hospitalidad las palabras se me ahogaban en la garganta. La mirada inquisidora de los tres miembros de la mesa me cohibía y después de dos noches, y dos “tengo que pensarlo” le di la razón a mi marido. Él, tan inteligente que es, solo desea lo mejor para mi, y como sabe lo que me gusta… no puede equivocarse.- pensé durante las noches de aquel mes.
Se sucedieron más concesiones y lágrimas. Lo peor de todo esto, hijo, era que yo actuaba creyendo que tenían razón, que si todos opinaban igual, ¿porque ser la última en discordia? Mis padres dejaron de llamarme y hasta más adelante no supe porqué. De momento te diré que tu padre me daba fuerzas para no contactar con ellos. Me decía que si tanto dolor me causaban sus silencios porqué insistir...
Sola me quedé entre cuatro paredes. Acabé los estudios de arte y él acabo con mis ilusiones. Era mi razón de vivir pues sin él no tenía ningún amparo, al fin y al cabo, sus padres eran humildes fotocopias de su ser. El fatídico día que le propuse ir a la Conferencia sobre educación en la infancia, discutimos. Me gritó. Me pegó. Una. Dos. Tres. Cuatro. Cuando desperté ya no estaba allí. Y desde ese día no volví a hablarle de sueños, no volví a halarle de mí.
Nuestro amor decreció a medida que mi dependencia aumentaba. Mis esfuerzos por hacerle cambiar eran en vano, y no para mi cuerpo, reflejo de su ira.
Tu llegada fue un milagro para mi, hijo mío. Cinco años llevaba en esa Villa, sin salir, el día que conocí tu existencia. Me reservé ese disfrute durante una semana, sabiendo que por primera vez en todo este tiempo no estaba sola. Te quise desde el momento que te intuí, no lo olvides nunca.
Llegado el inevitable momento, tras tres caladas temblorosas a un cigarrillo que nunca debí encender, llamé a tu padre a la habitación. Entró sorprendido. Sonrió. Siempre sonreía. Se sentó en la cama y me miró. ¿Qué quieres? Apagué el cigarrillo lentamente y le dije llanamente el estado en el que me encontraba. Temblé y lo notó. Se levantó y sin duda esa vez, sí lo notó. Me abrazó y vi una lágrima caer de sus hermosos ojos. ¡Por fin!- Pensé.- Sabía que cambiaría tarde o temprano. Me besó e hicimos el amor, como años atrás, sin miedos.
Siento detallarte cosas que a lo mejor preferirías no oír pero hijo, necesito sincerarme contigo, y esto último que te digo será lo más bonito de la misiva.
Él me trato cual flor, la más delicada de todas, y si antes no salía ahora ni podía moverme. Su amor por ti se convirtió en una obsesión. Antes de que adquirieras forma humana ya tenías miles de regalos esperando a que los usaras.
Siete meses después de la buena nueva quisiste salir de mí. Imagino que te transmití ese pánico que cogí a los sitios pequeños. Te alumbré en mi cama, y sin tocarte fuiste directo a una incubadora donde una enfermera se encargó que no te faltara nada. Él contrató tras ella a una cuidadora que te alimentaría en mi lugar. Cuándo recuperé las fuerzas y tú las tuyas, él ya no quiso que te criara yo pues a esas alturas sería un mal cambio para ti.- dijo.
La casa era muy grande y el ama junto a ti, os situasteis contra mi deseo en la otra ala. Lo más preciado, mi sueño de tenerte y que cubrieras de amor mi soledad se esfumó como lo que fue, una vaga visión. Criadoras, educadoras, médicos… te hacías mayor de la mano de los mejores especialistas y bajo los ojos brillantes de orgullo de tu padre. Mis ojos brillaban con los suyos, de la pena en la que me ahogaba.
Con diez añitos, mi vida, te marchaste. Él arregló lo conveniente para que sin mi autorización fueras a un colegio interno. Lloré. Noche tras noche. Esa etapa, en la que me notificaron la muerte de mi padre y la de madre pocos meses después, junto con tu partida, es la que recuerdo más gris y por la que ahora te borró letras, que mis lágrimas se las llevan en forma de ríos de tinta.
Perdí peso, perdí fuerza, psicológicamente anulada y conformista con lo que me tocaba vivir me encerré en un interior oscuro. Mi apariencia se deterioró por la falta de felicidad, energía, alimento y Sol.
En tres años te vi tres veces, y traías con tu amor distante ilusión a mi penumbra. La tercera de las ocasiones, tras tu partida y en consecuencia mi encierro, vi algo de color ahí oculto en mi corazón.
Debe ser eso hijito lo que me ayudo a salir de allí. Y todo gracias a ti. Un mes de preparación me llevó organizar lo necesario para huir.
Un 5 de octubre, mientras él estaba en el trabajo y tu abuela convaleciente descansaba en la cama, un taxi me llevó al aeropuerto. Una vez en el avión respiré, y sonreí. Mi único objetivo era volver a ser yo. Lo demás también, pero yo ante todo y ante nadie. Toqué suelo extranjero y en una comisaría conté resumido esto que aquí te explico.
Nuevo nombre. Nueva vida. Todo gracias a ti. Tu padre aún no sabe cual es mi paradero, al igual que no se cual sería su reacción al no encontrarme a su regreso, pero tampoco me importa. Solo me quedas tú, que en tus dieciséis años de vida aún no marchaste un segundo de mi mente…
Empecé esta etapa en un humilde piso y pronto ejercí la enseñanza, donde me rodeé de niños y sonrisas. Ahora me mudé a un piso más grande y céntrico, y mis miedos han desaparecido. Tengo fuerzas para gritar, fuerzas para escribir, y decirte toda la verdad. Se que es tarde y que probablemente no me quieras oír, pero la necesidad de explicarte los motivos de mi partida es algo con lo que no puedo vivir más. Sueño que vienes aquí conmigo y duermes bajo mi techo, todos los días. No sé que aspecto tendrás ya, serás todo un hombrecito guapo y alto, además de inteligente.
Lejos de imaginar tu respuesta, te deseo hijo mío que seas muy feliz y que hagas feliz a los demás. Que seas una buena persona con grandes aspiraciones pero dentro de la tolerancia y el respeto. A veces es preferible vivir peor haciendo felices a los que te rodean. Pues ellos son una parte de ti muy importante, sus decisiones serán tu referencia, y tienes que encontrar ese límite para no caer en mi error. No dejes que te hagan y crece siendo tu mismo.
Ahora sonrío porque te hablo como si tuvieras ocho años y eres prácticamente un adulto. No puedo negar nada de lo que ocurrió, solo quiero aceptarlo, que decidas en función de lo que sabes. Y por encima de todo, que aquí tienes siempre a tu madre que te quiere… por encima de cualquier cosa.
No se como decirte adiós, pero he de hacerlo aquí y ahora, la mano me tiembla y no quiero estropear el final de la carta. Una última lágrima. Paro. Suspiro.
Te quiero
Mi llanto no cesa tras esta lectura en alto de una carta que nunca llegó, que un día regreso para mi sorpresa, la única del montón de la que yo era remitente.
- ¿Y dices que te han confirmado su fallecimiento?
Asentí ya con leves sollozos.
- Entiendo… lo lamento muchísimo.
El silencio por lo pronto resulta cómodo y cuando decide romperlo creo que es hora de afrontar los hechos.
- ¿Prefieres suspender la sesión? O tal vez, quieras que hablemos, y demos explicaciones coherentes a esto de lo que te aseguro, no tienes culpa.
Un largo silencio.
- Hablemos de ello, es el momento.
Gracias a todo el que haya llegado hasta aquí abajo.
Se que no me recuerdas, que aún en tus sueños sólo soy una sombra que te manifiesta un amor anhelado. Hoy, sentada sola en esta mesa, deseo con fervor decirte estas palabras que las circunstancias de la vida me arrebatan. Así pues te escribo. Respiro. Empiezo.
Hijo mío, antes de que tu llegaras a este mundo, antes de sentir el sabor de la maternidad, mi vida era como la de cualquier muchacha de clase media. Avanzados ya mis estudios de secundaria me enamoré perdidamente de él, del que sería tu padre, y a quién no quiero nombrar. Mi entorno estaba lleno de olores dulces, grandes sonrisas, son de jazz y las perspectivas de un futuro próspero se cernían sobre el libro de mi vida. Diecisiete años tenía cuando él y yo decidimos formalizar la relación. Mis padres, tus abuelos, por ser hija única me llenaron de caprichos y siempre le vieron con buenos ojos pues miraban a través de los míos. Siendo objetiva he de decir que era un gran partido para una chica que como yo, no tenía nada oscuro ni malo de lo que huir. Era apuesto, buen estudiante, trabajador, romántico, ahorrador, ambicioso… Su familia lo apoyaba en todo, y como mis padres con él, los suyos también me querían.
Mi mundo colorido en el que yo llevaba la voz cantante se tornaba silencioso y gris según pasaban los meses. Recreándome en el pasado, vestía como quería, era extrovertida, independiente, idealista, soñadora, era yo y yo con el resto, pero ante todo mi voz y mi persona. El silencio en el que me sumergí me abrumaba pero era compensado con el amor que tu padre me profesaba, y por ende, me hundí.
Tras decir “si quiero” pasados tres años a su lado, en el que pensé que sería el día más bonito de mi vida, la voz imperante de tu padre subió tonos en la escala. Su admiración se transformó en envidia y su ilusión en temor. Hábilmente fue alejándome de mi círculo para adentrarme en el suyo hasta el punto en el que mi vida sin él quedaba vacía. Mis padres, comprensivos y felices por nuestro amor entendieron que quisiéramos llevar nuestro matrimonio lejos del pueblo. La proposición (orden) de vivir con sus padres en la Villa se precipitó y de la noche a la mañana me vi sin mí. Un títere con mi rostro viajó kilómetros de copiloto a una vida que no elegí, y sí lo hice, no miré cegada de amor, la letra pequeña.
Hijo de mi alma, no me exculpo de nada que aquí manifiesto, pero he de decirte que deje de ser, y que la que soy ahora, nunca la conociste. Lloro. Parpadeo. Continúo.
Los primeros meses en la Villa fueron desconcertantes y llenos de movimiento. Necesitaba encajar piezas, organizar una nueva etapa. Mi suegra, tu abuela, me ayudó siempre que pudo para hacerme sentir bien, bajo el mando de su hijo, mi protector. Para entonces la idea de opositar para un puesto en la Enseñanza Pública había desaparecido de mi mente. ¿Por qué trabajar ya? Yo puedo mantenerte mi vida. ¿Por qué no sigues estudiando? ¿Arte quizás? Siempre te gustó.- me aconsejaba en la mesa a la hora de cenar. Sí, hija, tiene razón.- espetaba mi suegra.- Aquí además necesito ayuda, no querrás que me sienta sola. A mí tras tanta hospitalidad las palabras se me ahogaban en la garganta. La mirada inquisidora de los tres miembros de la mesa me cohibía y después de dos noches, y dos “tengo que pensarlo” le di la razón a mi marido. Él, tan inteligente que es, solo desea lo mejor para mi, y como sabe lo que me gusta… no puede equivocarse.- pensé durante las noches de aquel mes.
Se sucedieron más concesiones y lágrimas. Lo peor de todo esto, hijo, era que yo actuaba creyendo que tenían razón, que si todos opinaban igual, ¿porque ser la última en discordia? Mis padres dejaron de llamarme y hasta más adelante no supe porqué. De momento te diré que tu padre me daba fuerzas para no contactar con ellos. Me decía que si tanto dolor me causaban sus silencios porqué insistir...
Sola me quedé entre cuatro paredes. Acabé los estudios de arte y él acabo con mis ilusiones. Era mi razón de vivir pues sin él no tenía ningún amparo, al fin y al cabo, sus padres eran humildes fotocopias de su ser. El fatídico día que le propuse ir a la Conferencia sobre educación en la infancia, discutimos. Me gritó. Me pegó. Una. Dos. Tres. Cuatro. Cuando desperté ya no estaba allí. Y desde ese día no volví a hablarle de sueños, no volví a halarle de mí.
Nuestro amor decreció a medida que mi dependencia aumentaba. Mis esfuerzos por hacerle cambiar eran en vano, y no para mi cuerpo, reflejo de su ira.
Tu llegada fue un milagro para mi, hijo mío. Cinco años llevaba en esa Villa, sin salir, el día que conocí tu existencia. Me reservé ese disfrute durante una semana, sabiendo que por primera vez en todo este tiempo no estaba sola. Te quise desde el momento que te intuí, no lo olvides nunca.
Llegado el inevitable momento, tras tres caladas temblorosas a un cigarrillo que nunca debí encender, llamé a tu padre a la habitación. Entró sorprendido. Sonrió. Siempre sonreía. Se sentó en la cama y me miró. ¿Qué quieres? Apagué el cigarrillo lentamente y le dije llanamente el estado en el que me encontraba. Temblé y lo notó. Se levantó y sin duda esa vez, sí lo notó. Me abrazó y vi una lágrima caer de sus hermosos ojos. ¡Por fin!- Pensé.- Sabía que cambiaría tarde o temprano. Me besó e hicimos el amor, como años atrás, sin miedos.
Siento detallarte cosas que a lo mejor preferirías no oír pero hijo, necesito sincerarme contigo, y esto último que te digo será lo más bonito de la misiva.
Él me trato cual flor, la más delicada de todas, y si antes no salía ahora ni podía moverme. Su amor por ti se convirtió en una obsesión. Antes de que adquirieras forma humana ya tenías miles de regalos esperando a que los usaras.
Siete meses después de la buena nueva quisiste salir de mí. Imagino que te transmití ese pánico que cogí a los sitios pequeños. Te alumbré en mi cama, y sin tocarte fuiste directo a una incubadora donde una enfermera se encargó que no te faltara nada. Él contrató tras ella a una cuidadora que te alimentaría en mi lugar. Cuándo recuperé las fuerzas y tú las tuyas, él ya no quiso que te criara yo pues a esas alturas sería un mal cambio para ti.- dijo.
La casa era muy grande y el ama junto a ti, os situasteis contra mi deseo en la otra ala. Lo más preciado, mi sueño de tenerte y que cubrieras de amor mi soledad se esfumó como lo que fue, una vaga visión. Criadoras, educadoras, médicos… te hacías mayor de la mano de los mejores especialistas y bajo los ojos brillantes de orgullo de tu padre. Mis ojos brillaban con los suyos, de la pena en la que me ahogaba.
Con diez añitos, mi vida, te marchaste. Él arregló lo conveniente para que sin mi autorización fueras a un colegio interno. Lloré. Noche tras noche. Esa etapa, en la que me notificaron la muerte de mi padre y la de madre pocos meses después, junto con tu partida, es la que recuerdo más gris y por la que ahora te borró letras, que mis lágrimas se las llevan en forma de ríos de tinta.
Perdí peso, perdí fuerza, psicológicamente anulada y conformista con lo que me tocaba vivir me encerré en un interior oscuro. Mi apariencia se deterioró por la falta de felicidad, energía, alimento y Sol.
En tres años te vi tres veces, y traías con tu amor distante ilusión a mi penumbra. La tercera de las ocasiones, tras tu partida y en consecuencia mi encierro, vi algo de color ahí oculto en mi corazón.
Debe ser eso hijito lo que me ayudo a salir de allí. Y todo gracias a ti. Un mes de preparación me llevó organizar lo necesario para huir.
Un 5 de octubre, mientras él estaba en el trabajo y tu abuela convaleciente descansaba en la cama, un taxi me llevó al aeropuerto. Una vez en el avión respiré, y sonreí. Mi único objetivo era volver a ser yo. Lo demás también, pero yo ante todo y ante nadie. Toqué suelo extranjero y en una comisaría conté resumido esto que aquí te explico.
Nuevo nombre. Nueva vida. Todo gracias a ti. Tu padre aún no sabe cual es mi paradero, al igual que no se cual sería su reacción al no encontrarme a su regreso, pero tampoco me importa. Solo me quedas tú, que en tus dieciséis años de vida aún no marchaste un segundo de mi mente…
Empecé esta etapa en un humilde piso y pronto ejercí la enseñanza, donde me rodeé de niños y sonrisas. Ahora me mudé a un piso más grande y céntrico, y mis miedos han desaparecido. Tengo fuerzas para gritar, fuerzas para escribir, y decirte toda la verdad. Se que es tarde y que probablemente no me quieras oír, pero la necesidad de explicarte los motivos de mi partida es algo con lo que no puedo vivir más. Sueño que vienes aquí conmigo y duermes bajo mi techo, todos los días. No sé que aspecto tendrás ya, serás todo un hombrecito guapo y alto, además de inteligente.
Lejos de imaginar tu respuesta, te deseo hijo mío que seas muy feliz y que hagas feliz a los demás. Que seas una buena persona con grandes aspiraciones pero dentro de la tolerancia y el respeto. A veces es preferible vivir peor haciendo felices a los que te rodean. Pues ellos son una parte de ti muy importante, sus decisiones serán tu referencia, y tienes que encontrar ese límite para no caer en mi error. No dejes que te hagan y crece siendo tu mismo.
Ahora sonrío porque te hablo como si tuvieras ocho años y eres prácticamente un adulto. No puedo negar nada de lo que ocurrió, solo quiero aceptarlo, que decidas en función de lo que sabes. Y por encima de todo, que aquí tienes siempre a tu madre que te quiere… por encima de cualquier cosa.
No se como decirte adiós, pero he de hacerlo aquí y ahora, la mano me tiembla y no quiero estropear el final de la carta. Una última lágrima. Paro. Suspiro.
Te quiero
Mi llanto no cesa tras esta lectura en alto de una carta que nunca llegó, que un día regreso para mi sorpresa, la única del montón de la que yo era remitente.
- ¿Y dices que te han confirmado su fallecimiento?
Asentí ya con leves sollozos.
- Entiendo… lo lamento muchísimo.
El silencio por lo pronto resulta cómodo y cuando decide romperlo creo que es hora de afrontar los hechos.
- ¿Prefieres suspender la sesión? O tal vez, quieras que hablemos, y demos explicaciones coherentes a esto de lo que te aseguro, no tienes culpa.
Un largo silencio.
- Hablemos de ello, es el momento.
Gracias a todo el que haya llegado hasta aquí abajo.
viernes, 5 de diciembre de 2008
Silencios de un despertador (E.V.)
Todas las mañanas el despertador era el primero en romper un silencio oscuro y espeso. Su truco para no permanecer entre el calor de las sábanas era retirarlas y sentarse hasta recuperar la conciencia. Entre pasos cortos y bata, bebía su Nesquik caliente en tazas regaladas. Ducha. Pantalón encima de pantalón. Camiseta, jersey, polar, chaleco, cazadora. En veinte minutos se zanja la primera etapa de una rutina que representa a las tres cuartas partes de la población.
En el trabajo le esperan tras un disfraz de ocho horas, amigos, pedidos incorrectos, compañerismo, errores, ascensos, bajas, chistes malos...Hora tras hora. Día tras día. En esos momentos las vidas de una plantilla confluyen entre cuatro frías paredes donde codo con codo fábrican lo que será el pan de su casa.
Fin de la jornada, fin del vínculo. El regreso supone para él el calor de un hogar, de su mujer que siempre impaciente lo espera con un beso por ser el último que cruza el umbral de "Bienvenido". Y así es este hombre que hace del frío calor, y del calor, la más cálida de las sonrisas.
Ayer sonó el despertador y más de lo mismo. Inició su jornada, todo igual. Por fin, llegaron los comentarios graciosos que indican los cinco minutos que quedan para terminar.
Juan Sánchez, Adrián Oliva y Jesús del Pino acudan al despacho 215, dicen por megafonía.
Ilusiones de muchacho que con sus ojos brillantes mira altanero un posible ascenso. Todos ríen.
(30 minutos después)
Todos esperaban. Sonríen. Dejan de hacerlo. Se suceden silencios y abrazos. Lágrimas que entre hombres nunca rompen en sollozo. La escena se prolonga sin límite alguno. No hay prisa y sí miles de motivos.
Hoy, 7:00, no suena el despertador. Se levanta por instinto y tras un segundo, se acuesta lentamente sin vínculo ni rutina. Solo era un sueño... soñaba que todo era un sueño.
Para ti.
...porque trabajamos para vivir...
ENGISH VERSION: "Silences of alarm clock"
Every morning the alarm was the first to break a thick, dark silence. His trick for not staying in the heat of the sheets was withdrawing them and sit down until regaining consciousness. Among short steps and robe, drank his hot Nesquik mugs. Shower. Pants over pants. T-shirt, jersey, fleece, vest, jacket. In twenty minutes he settles the first stage of a routine that represents three-quarters of the population.
At work you expect after an eight-hour costume, Friends, incorrect orders, fellowship, mistakes, promotions, casualties, bad jokes ... Hour after hour. Day after day. At that moment the lives of a template converge between four cold walls where works alongside what will be the food of his home.
End of the day, end of the link. The return is for him the warmth of home, his wife always waits impatiently with a kiss for being the last to cross the threshold of "Welcome." And so is this man that makes the cold heat, and heat, the warmest of smiles.
Sounded the alarm yesterday and more of the same. He began his journey, all the same. Finally came the funny comments that indicate the remaining five minutes to complete.
Juan Sanchez, Adrian Oliva and Jesus del Pino 215 come to the office, say over the loudspeaker.
Illusions boy with bright eyes haughty looks a possible promotion. Everyone laughs.
(30 minutes later)
Everyone expected. They smile. Stop doing it. It silences happen and hugs. Tears men never break into sobs. The scene continues without limit. No rush and yes a thousand reasons.
Today, 7:00, does not sound the alarm. Instinctively rose and after a second, slowly lying unconnected or routine. It was just a dream ... I dreamed it was all a dream.
For you.
...because we work to live ...
1. UGT dice que el ERE de ONO podría suponer el despido de la mitad de la plantilla de Cantabria. AOL Noticias.
2. Los 48 afectados por el ERE de Jaso aceptarían el despido si se les abona 45 días por año. Noticias de Guipuzkoa.
3. La Dirección de Serviplem rebaja su propuesta de ERE a 88 despidos. ElPeriódico.
4. Nissan plantea 1.288 despidos en 2008 y otros 392 en septiembre de 2009. Yahoo Noticias.
5. El ERE de Spanair contemplará 1.200 despidos y 800 traslados forzosos. 20 Minutos.
En el trabajo le esperan tras un disfraz de ocho horas, amigos, pedidos incorrectos, compañerismo, errores, ascensos, bajas, chistes malos...Hora tras hora. Día tras día. En esos momentos las vidas de una plantilla confluyen entre cuatro frías paredes donde codo con codo fábrican lo que será el pan de su casa.
Fin de la jornada, fin del vínculo. El regreso supone para él el calor de un hogar, de su mujer que siempre impaciente lo espera con un beso por ser el último que cruza el umbral de "Bienvenido". Y así es este hombre que hace del frío calor, y del calor, la más cálida de las sonrisas.
Ayer sonó el despertador y más de lo mismo. Inició su jornada, todo igual. Por fin, llegaron los comentarios graciosos que indican los cinco minutos que quedan para terminar.
Juan Sánchez, Adrián Oliva y Jesús del Pino acudan al despacho 215, dicen por megafonía.
Ilusiones de muchacho que con sus ojos brillantes mira altanero un posible ascenso. Todos ríen.
(30 minutos después)
Todos esperaban. Sonríen. Dejan de hacerlo. Se suceden silencios y abrazos. Lágrimas que entre hombres nunca rompen en sollozo. La escena se prolonga sin límite alguno. No hay prisa y sí miles de motivos.
Hoy, 7:00, no suena el despertador. Se levanta por instinto y tras un segundo, se acuesta lentamente sin vínculo ni rutina. Solo era un sueño... soñaba que todo era un sueño.
Para ti.
...porque trabajamos para vivir...
ENGISH VERSION: "Silences of alarm clock"
Every morning the alarm was the first to break a thick, dark silence. His trick for not staying in the heat of the sheets was withdrawing them and sit down until regaining consciousness. Among short steps and robe, drank his hot Nesquik mugs. Shower. Pants over pants. T-shirt, jersey, fleece, vest, jacket. In twenty minutes he settles the first stage of a routine that represents three-quarters of the population.
At work you expect after an eight-hour costume, Friends, incorrect orders, fellowship, mistakes, promotions, casualties, bad jokes ... Hour after hour. Day after day. At that moment the lives of a template converge between four cold walls where works alongside what will be the food of his home.
End of the day, end of the link. The return is for him the warmth of home, his wife always waits impatiently with a kiss for being the last to cross the threshold of "Welcome." And so is this man that makes the cold heat, and heat, the warmest of smiles.
Sounded the alarm yesterday and more of the same. He began his journey, all the same. Finally came the funny comments that indicate the remaining five minutes to complete.
Juan Sanchez, Adrian Oliva and Jesus del Pino 215 come to the office, say over the loudspeaker.
Illusions boy with bright eyes haughty looks a possible promotion. Everyone laughs.
(30 minutes later)
Everyone expected. They smile. Stop doing it. It silences happen and hugs. Tears men never break into sobs. The scene continues without limit. No rush and yes a thousand reasons.
Today, 7:00, does not sound the alarm. Instinctively rose and after a second, slowly lying unconnected or routine. It was just a dream ... I dreamed it was all a dream.
For you.
...because we work to live ...
1. UGT dice que el ERE de ONO podría suponer el despido de la mitad de la plantilla de Cantabria. AOL Noticias.
2. Los 48 afectados por el ERE de Jaso aceptarían el despido si se les abona 45 días por año. Noticias de Guipuzkoa.
3. La Dirección de Serviplem rebaja su propuesta de ERE a 88 despidos. ElPeriódico.
4. Nissan plantea 1.288 despidos en 2008 y otros 392 en septiembre de 2009. Yahoo Noticias.
5. El ERE de Spanair contemplará 1.200 despidos y 800 traslados forzosos. 20 Minutos.
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