miércoles, 26 de noviembre de 2008

Las ilusiones de unas puntas desgastadas

Dos puntas rositas dan golpes en el suelo de una gran sala, para ella tan conocida. Se encuentra en el centro de la misma. Un cuerpo delgado y definido, que tiembla al ritmo de un sollozo tras otro.
Cogiendo aire acaricia sus bailarinas desgastadas, y mientras una de las cientos de gotitas caen sobre sus dedos piensa en esas tres palabras ya imborrables para si misma. Otra vez será, dijeron; ¡que sabrán!, pensó ella.
Impotencia, dolor, esfuerzos e ilusiones truncadas. ¿Cuándo será?, gritó. En la vida no hay mil trenes, y algunos son únicos. Si éste, era mi vida, que será de mi ahora en este anden sin próxima salida...
Ella era consciente que la música corría por sus venas. Sus sienes palpitaban al ritmo de las piezas de Mozart, Wagner, Tchaikovsky... y así se levantó con la gracia de una pluma, como una visión, la diosa que todos aquellos músicos vieron entre notas de pentagramas. Arqueó la espalda, elevó sus largos brazos y giró fueté tras fueté, seguido de un plié tan lento como el disfrute de una última línea de ese gran libro que no quieres que nunca termine. Corrió en diagonal y saltó tan alto qe casi toca un cielo ausente en la sala.
Extasiada calló mirándose en los cuatro grandes espejos. Sudor y lágrimas se fundieron en su sonrisa. Existe algo más que un tercero en discordia. Ahora levanta la cabeza bien erguida, ve que tiene cuatro razones, cuatro salidas.

1 comentario:

EL SUEÑO DE GENJI dijo...

Casi siempre hay una salida, un nuevo tren..una esperanza.

Sin embargo digo "casi" porque a veces la vida deviene pesadilla..y la vida se convierte en lo que tu bien dices.."Estación sin próxima salida.."

Seamos optimistas¡¡

Enhorabuena